Cuando yo era pequeña vivía en Almería y mis padres eran agricultores del campo.
Cuando iban a coger aceitunas yo les pedía que me llevaran con ellos. Me lo pasaba muy bien jugando con mis primos.
Un día mientras mis padres ponían una escalera muy larga y la apoyaban en un olivo muy grande pusieron otra en la misma rama. De pronto se oyó un zumbido y mis padres revueltos con las ramas y las escaleras se fueron al suelo. Se pegaron un golpe de muerte pero gracias a Dios no les paso nada.
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